La columna tiene tres componentes principales:
1. La columna espinal: huesos y discos.
2. Elementos neurales: médula espinal y raíces nerviosas.
3. Estructuras de soporte: músculos y ligamentos.
La columna espinal: huesos y discos
Nuestra columna está constituida por huesos individuales llamados vértebras (fig. 1), los cuales forman bloques constructores que proveen soporte.
Las vértebras están conectadas en el frente de la columna por discos intervertebrales (fig. 1). Los discos son tejidos muy fuertes rellenos con gel; ayudan a dar soporte a la columna y permiten su movimiento.
Varios ligamentos y músculos (fig.7), unidos a la parte posterior de la columna (aspecto posterior), proveen fuerza para el movimiento.
En general, una vértebra típica está compuesta por:
El cuerpo vertebral exterior está compuesto por hueso muy resistente (hueso cortical), junto a hueso más esponjoso (hueso esponjoso) y vasos sanguíneos en el interior.
Los cuerpos vertebrales soportan el 80% de toda la carga que recae sobre la columna (al levantar algún objeto pesado, el peso es primeramente soportado por los cuerpos vertebrales de la columna).
El arco posterior está compuesto por varias estructuras de hueso (por ejemplo, el proceso espinoso, el proceso transversal y demás).
El principal propósito de estas estructuras es proteger la médula espinal y posibilitar la conexión de las vértebras con los músculos y ligamentos.
Usted debe haber escuchado a su médico usar términos como columna lumbar o L5. Estos términos son fáciles de entender, a la vez que importantes.
La columna espinal (fig. 2) está constituida por:
Cada vértebra es numerada desde la parte superior de la columna a la parte inferior, por lo que la vértebra de más arriba de la columna lumbar es llamada L1, mientras que la vértebra de más abajo, L5.
Al mirar la columna espinal desde atrás (aspecto posterior), debería estar perfectamente derecha, sin curvas hacia los lados (laterales) (fig. 3).
Al mirar la columna espinal desde un costado (vista sagital), debería haber curvas hacia adentro (lordosis) en los niveles cervical y lumbar y una curva hacia afuera (Cifosis) en el nivel torácico.
Estas curvas permiten que la cabeza se posicione con relación a la pelvis estando parados o sentados, a la vez que favorecen el balance de peso y la absorción de shocks por parte de la columna
Los elementos neurales son la médula espinal y las raíces nerviosas (fig. 4).
La médula espinal corre desde la base del cerebro, hacia abajo, a través de la columna cervical y torácica (aproximadamente, a través de dos tercios de la espalda).
Por debajo del nivel L1–L2, la médula espinal termina, dando paso a una variedad de raíces nerviosas, similares a una cola de caballo (cauda equina)(fig. 5).
En cada nivel vertebral de la columna hay pares de raíces nerviosas. Estos nervios alimentan las diferentes partes del cuerpo.
La médula espinal está rodeada por un fluido espinal (CSF) y por varias capas de estructuras protectoras, incluyendo la dura madre, la más fuerte capa externa.
Los músculos y los ligamentos (tejido suave que soporta la estructura de la columna) (fig. 7) permiten que la columna funcione en posición vertical y que el tronco adopte variadas posiciones para desarrollar las diferentes actividades.
Los ligamentos espinales son de extrema importancia para conectar las vértebras y para mantener estable la columna. Hay varios ligamentos unidos a la columna, siendo los más importantes el ligamento longitudinal anterior (fig. 6) y el ligamento longitudinal posterior (fig. 6), que corre desde el cráneo hasta la base de la columna (el sacro).
Además de los ligamentos, también hay varios músculos unidos a la columna, que también ayudan a mantenerla estable. La mayor parte de estos músculos están unidos a los elementos posteriores de la columna.